ladeaba grasa huntada en su pelo
con la delicadeza de un caballo
firmeza también, dos tacos picudos, sudor
la firmeza de una tapa de alcantarilla
no miraba de reojo sin mostrar el cogote
ni las aglutinadas cucarachas negras que pudrían
sus orejas nada más que en sus ojos
velando el sesgo de sus brazos peludos
alejándose aburrida -diciendo- no arqueó espalda ni culo ni-
"no hay círculo que se complete en linea recta" -ni en las axilas
-agrego yo- ni en un encarnado sentido del tránsito; camino recto
para escapar en derrames de ojos, en imágenes hacia otros ojos
donde ahogar
la postura ingrávida en el espejo, el naciente
asma insular en el cansancio, el mirar llano
como nadie nunca
el cansancio de suplicar
que la vieran como bestia, primero
y entonces ya no la vieran.
05 octubre, 2009
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