16 diciembre, 2007

esferina

Vamos a empezar por el obvio de los comienzos. Porque tengo velocidad, más, me aburrí de trabajar con opuestos. Una carretilla apestada de columnas caídas y que por supuesto no son columnas porque las sostiene la carreta. Eso pide un poco de agua, casi un baño entero, o un lavado de nariz, capaz más, un manguerazo de parecer. Capacidad que un tanto entera se auto proyecta sin acordarse de caminar sobre el pisadero, que antes era fuerte de columnas y terca de vientos y ahora contempla la torcidez sin imaginar lo que es caer. ‘Que caer no existe cuando soy invisible’ el pisadero anda sobre las cabezas, sobre las cabezas, el pisadero. Después como antes, lo mismo, paravueltas y no ver nada. Frío e invisible. No tanto. Círculo nuevo y muy lejos, redondo, el clima libre como el aire, plagados de invisibilidad, no se saber si todavía conservo los ojos.

04 diciembre, 2007

Una formalidad amorfa amorfalidad formosa