16 diciembre, 2007

esferina

Vamos a empezar por el obvio de los comienzos. Porque tengo velocidad, más, me aburrí de trabajar con opuestos. Una carretilla apestada de columnas caídas y que por supuesto no son columnas porque las sostiene la carreta. Eso pide un poco de agua, casi un baño entero, o un lavado de nariz, capaz más, un manguerazo de parecer. Capacidad que un tanto entera se auto proyecta sin acordarse de caminar sobre el pisadero, que antes era fuerte de columnas y terca de vientos y ahora contempla la torcidez sin imaginar lo que es caer. ‘Que caer no existe cuando soy invisible’ el pisadero anda sobre las cabezas, sobre las cabezas, el pisadero. Después como antes, lo mismo, paravueltas y no ver nada. Frío e invisible. No tanto. Círculo nuevo y muy lejos, redondo, el clima libre como el aire, plagados de invisibilidad, no se saber si todavía conservo los ojos.

1 comentario:

eufemisma dijo...

Estoy leyendo un libro de Osvaldo Lamborghini

lo único que puedo decir después de leer este título es


ESFÍNTER !


hahahaha

la cosa es que lamborghini está obsesionado con el sexo anal
te lo prometo
te voy a prestar este libro limado


esperá que leo esto que escribiste:


me gustó mucho
creo que tenés talento
pero es como cuando alguien que no sabe cómo hacer para escribir algo bueno opina desde la ignorancia
igual, después me sube un poco la autoestima y sigo pensando que es bueno
así que lo reafirmo
es bueno !
hahaah
te mando un besito, vine a un ciber y a tu pahinita. Estos días sin internet me están haciendo bien, leí tres libros y medio en dos días !

aaadios